lunes, 15 de septiembre de 2008

Desde el horizonte del recuerdo

En la terraza de mi casa, expulsando una bocanada de humo, las grises hilachas van subiendo en dirección a las estrellas: noche despejada en cielo azul oscuro y amarilla luna llena. Pensando sin cuestionar la belleza del universo, el diámetro de la tierra, la velocidad del viento, la densidad de las nubes, disfrutando el escalofrío que deja el residuo contaminante en mis pulmones, saboreando su agrio sabor. Mis manos tiemblan, es la ansiedad y el frío.
Tu haces parte de ese Universo bello, de esa magnanimidad indecifrable, qué más harán tus manos, ya las he visto irrespetar mi soberanía, decorar mi corporeidad con tus palabras de científico loco, con tu tajante denominación de mi pueril existencia: mística!!!! Es tu coherencia verbal la que impresiona, entrando a la primera etapa de la madurez, discutiendo sobre la lucidez cuando la mente al parecer se hace senil. Y yo me pregunto: qué seré yo a esa edad que se me asoma tan cercana, qué pensamientos se me ocurrirán desde el momento en que abro mis ojos, cuántos caminos faltan por recorrer, es necesario experimentar, es necesario reír.... Y depronto me dejas al despedirte un mensaje de felicidades, que me colmen, que me bendigan, y dices que la mística soy yo.
Y yo me quedé con una inmensa necesidad de llanto; sí, como el poema de Girondo, con ganas de "Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la naríz, con las rodillas. Llorarlo porel ombligo, por la boca...", aunque ninguna lágrima salió, solo sentí el viento tibio de la mañana, se me colaba por los trozos de vestidura que me dejaste porque pasaste como un huracán, y la verdad no quiero sufrir de nuevo tu vendabal, no quiero encadenarte entre mi indecisón no soportaría encontrarte enredado entre mis vaivenes mis miedos mis altibajos mis subidas de montaña rusa y mis bajadas de acantilados tropicales. Quiero tener tus barbas entre mis recuerdos, tu sonrisa mesurada tus anteojos de hombre sabio tu pelo de niño con olor a manzanilla tus manos pequeñas de uñas afiladas prestas a la música.

Déjame fundirme en tu buen consejo, en tus análisis históricos de mi evolución cultural y corporal, déjame colmarme con el elixir de tu coherencia sobre la sicología del amor, obsequiame la seguridad y la templanza con la que caminas sobre el cemento esquivando adoquines, perpetua en mis oídos tus palabras de poeta, todo completo en el recuerdo un espacio en donde las vivencias se guardan diáfanas, reposando con veracidad, tal como son sin arreglos ni ensoñaciones.

Gracias por esa madrugada nutritiva de saber.

Veronique.

2 comentarios:

Fejamode dijo...

Primero, con este escrito, me recuerdas la Verónica que conozco. Autora de literatura, con desencadenamientos perfectos y sensibles de su propio existir. Enamorada del mundo y del amor. Sensible a los encantos más sencillos, CAPAZ de transformarlos en poesia. "Virtuosa entre las letras."

Segundo, me reafirmas la Verónica con esperanzas en el amor. Materializado en pequeños personajes con grandes antojos. Soñadora y voluntariosa. Deleitadora de bellezas pérdidas por el vano mundo. Añorante.

Es un buen trabajo. Es un gran aperitivo a los ojos y un plato fuerte para el espíritu.

Veronique dijo...

Probaré el ensayo, o la opinión... tan de moda.